[POLITICA] Las lágrimas de Rajoy en la noche triste de Génova

CON LUPA

Las lágrimas de Rajoy en la noche triste de Génova

@Jesús Cacho - 11/03/2008



Me cuenta un testigo presencial que a Mariano Rajoy se le saltaron las lágrimas, literalmente lloró la noche del domingo electoral, cuando se hizo evidente que el Partido Popular había perdido las elecciones. El último cartucho que guardaba la escopeta política del líder popular había errado el tiro, había explotado cual carga hueca ante la incredulidad de un hombre convencido de que podía ganar, de que iba a ganar, hasta el punto de que fue su mujer, Elvira Fernández, una señora ejemplar en su discreción la que, crecida, mantuvo el tono vital del candidato derrotado.

Ayer por la mañana, ese ambiente depresivo seguía dejándose sentir en la sede de Génova, reflejo de la frustración causada por la sorpresa de un resultado que se creyó favorable en votos, en escaños o en ambas cosas a la vez, lo cual obliga, como primera providencia, a despedir al encargado de las encuestas del partido. Por el balcón de la calle Génova no aparecieron la noche triste del 9 ni Ruiz Gallardón ni Esperanza Aguirre, protagonistas de uno de los rifirrafes más notables del final de la legislatura, que tan fácil resulta subirse al carro del vencedor como difícil sostener el paso vacilante del vencido.

Ambos quedaron retratados de cuerpo entero en ese conflicto. La una impidiendo la presencia en las listas de un hombre que, sobre todo fuera de Madrid, habría aportado al PP la vitola de partido centrado. El otro protagonizando un berrinche fuera de lo común cuando le negaron el juguete, pésimo espectáculo que le hizo perder las razones que avalaban su causa ante el electorado más solvente. Ambos, sin embargo, van a volver de nuevo a las portadas, y no para bien, como consecuencia de los movimientos sísmicos provocados por la derrota dulce del 9-M.

Apenas unas horas después de conocidos los resultados finales, en los ambientes sociales que apoyan al PP la unanimidad era casi total en torno a la necesidad de que Mariano Rajoy encabece la comitiva –Acebes, Zaplanas, Astarloas, Arenas, Mayores- que desde la calle Génova y camino a la diáspora debe dejar el camino expedito al surgimiento, vía Congreso ordinario o extraordinario, de nuevas caras y mensajes capaces de abrir un tiempo nuevo en la dirección de un partido de derecha liberal no conservadora. Rajoy lo tiene relativamente fácil, teniendo en cuenta que los resultados del 9-M arrojan la imagen de un partido unido, casi rocoso en lo que a fidelidad de voto se refiere, capaz de abordar esos cambios sin mayores traumas.

Hará falta, sí, altura de miras, grandeza para entender la importancia del momento histórico que reclama ese cambio y obrar en consecuencia. El problema es de nombres, de figuras de talla moral, intelectual y política suficiente para liderar ese cambio. Como alguien dijo poco después de las elecciones generales de 2004, "ya sabemos quién es el Almunia del PP; falta saber quién será su Rodríguez Zapatero". Desde esa frase han pasado ya más de tres años de tiempo perdido, y en el horizonte del PP no se divisa la figura de ese/a joven de treinta y tantos años, titulado superior, con algún master a cuestas, con idiomas, talento y formación bastante para tomar el relevo de esa nueva derecha, un hombre/mujer dispuesto a rodarse en 2012, para poder protagonizar de nuevo el asalto al poder en las generales de 2016.

Porque, nadie se engañe, tal es el calendario que, salvo milagro de mayor cuantía, le espera al PP en su travesía del desierto. El aznarismo dejó al partido convertido en un páramo y aquí están las consecuencias. "Con mano firme y verbo encendido, nuestro pequeño Napo ha conducido la nave de la derecha contra las rocas. Lo peor no es que el PP haya abandonado el Gobierno cuando, a cuenta de la gestión económica, parecía tener asegurado un nuevo mandato; lo peor es que la derecha democrática ha perdido una oportunidad de oro para haber integrado, en lugar de separado, para haber fortalecido, en lugar de debilitado, los lazos de la unidad del Estado (...) España es hoy, gracias a Aznar, un problema de grandes dimensiones. Algunos de los daños causados pueden tener rápido arreglo. Otros, como nacionalismos y separatismos, con inconcebibles cuotas de poder en Cataluña para partidos que vivían en la marginalidad, tienen solución mucho mas difícil, porque se han envenenado por culpa de la agresión política sistemática".

Lo anterior fue escrito por un servidor de ustedes en abril de 2004 en el diario El Mundo. El brillante equipo dirigente que en 1996 tomó el relevo de la gobernación de España al felipismo exhausto está hoy en liquidación por derribo, con algunos de sus más notorios personajes, caso del propio Aznar o de Rato, dedicados a hacer dinero a espuertas, que es tarea que proporciona menos sinsabores que la política a palo seco. El resultado ha sido un PP sin banquillo, en el que no se adivina un sucesor de garantía. Y ello con un Zapatero gregario de los votos de la izquierda y del nacionalismo más radical, y en un horizonte económico más que preocupante. Malos tiempos para la lírica nos deja por herencia el lance del 9-M.

Los rumores apuntaban ayer a un Gallardón dispuesto a salir a la palestra en apoyo de la continuidad de Rajoy, movimiento que hay que entender en clave Aguirre, doña Esperanza, a quien muchos en el PP anuncian ya preparando los movimientos orquestales necesarios para el asalto a la fortaleza de Génova, dispuesta ella a jugar la baza populista que tan bien conoce. Pero si el ala más conservadora del PP cree que la solución a los males del partido pasa por Esperanza Aguirre, creo que están muy equivocados y no han entendido nada. O mucho me equivoco, o los vientos que hoy llenan las velas de la sociedad española no soplan de ese cuadrante.

NOTA. Algunos lectores del 'Con Lupa' de ayer se han dirigido a mi para manifestar su malestar, cuando no su protesta, por aludir a "la mugre socialista" en el contexto de las aspiraciones de las nuevas generaciones de españoles que desean una derecha distinta. Desde aquí quiero pedirles sinceras disculpas, manifestándoles al tiempo que la idea al calificar de "mugre" al socialismo tenía que ver con la doctrina, con el socialismo como ideología superada por el tiempo, dicho sea desde un punto de vista liberal no economicista. En modo alguno quise referirme a los votantes o militantes socialistas, que cuentan con todos mis respetos, como no podía ser de otro modo.



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Publicado por Vredondof para POLITICA el 3/11/2008 05:43:00 AM