El realismo mágico
Fenando Savater|Turno de palabraHace cuarenta años se puso de moda en Europa un lema provocador: "sed realistas, pedid lo imposible".
Dos veces al menos, en los últimos años, he participado en empresas que respondían a los dictados del realismo mágico. La primera fue el movimiento cívico Basta Ya, que se proponía sacar a la gente a la calle en el País Vasco para reivindicar la Constitución española y denunciar el nacionalismo obligatorio. Los sensatos, secta temible pero muy influyente, dictaminaron: "¡Imposible! Nadie se manifestará salvo para protestar por atentados; la Constitución y la denuncia del nacionalismo son objetivos demasiado políticos para movilizar a la gente, que bastante susto tiene ya en el cuerpo". De inmediato, los de izquierdas decretaron que éramos derechistas y los de derechas nos señalaron como izquierdistas disfrazados con piel de cordero. Nosotros insistimos, perseveramos, explicamos, discutimos. Y decenas de miles de ciudadanos vascos y del resto de España salieron a la calle con nosotros en San Sebastián, mientras los sensatos meneaban incrédulos la cabeza. Al final, todos los partidos constitucionales nos apoyaron y lo imposible nos fue otorgado a los realistas mágicos...
La segunda ocasión se me ha ofrecido en estas últimas elecciones generales: participar en la aventura de UPD, el nuevo partido progresista y transversal que se presentaba a ellas. Otra vez los sensatos (y con ellos los sectarios de izquierda y derecha, los informadores a cobro revertido, los lúcidos de pacotilla que sólo ven con claridad irremediable lo que ya está vigente) decretaron: "¡Imposible! En España hay que elegir entre Zapatero o Rajoy, entre el Gobierno y la oposición, entre lo que no te gusta y lo que detestas: no caben medias tintas. Bipartidismo o muerte, lo demás es imposible".
Por descontado, nos acusaron de querer robar votos a los socialistas o a los populares, es decir, a los dueños naturales de los votos. Los asnos mediáticos bromeaban: "¡Hacedles una entrevista ahora, porque a partir del 10 de marzo nadie se acordará de ellos!". Sin préstamos bancarios, sin apoyos mediáticos relevantes, sin pegar un solo cartel, con actos celebrados en la plaza pública, hemos obtenido más de 300.000 votos, somos la quinta fuerza política del país, tenemos voz –¡y qué voz!– en el Parlamento y perturbamos por igual a los dos grandes del bipartidismo. Como un tábano a dos elefantes, bueno, pero los paquidermos cambian de rumbo a base de picotazos... Las ideas de nuestro programa y nuestro lema –"Lo que nos une"– a partir de ahora ya no podrán ser pasados por alto. ¿Tiene una moraleja esta historia? Para mí está clara, quizá por razones generacionales: hay que ser realistas y pedir lo imposible. Porque precisamente en eso, sólo en eso pero triunfalmente en eso, consiste la democracia.
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Publicado por Vredondof para POLITICA el 3/19/2008 07:57:00 AM