Tú decides: ¿Qué va ocurrir? o ¿Qué voy a hacer?
Me llega vía mail la felicitación navideña de Luis Huete. Allí dice: «2009. Tiempo de incertidumbre. No te preguntes: ¿Qué va ocurrir? Piensa más bien: ¿Qué voy a hacer?».
Creo que es un buen mensaje navideño para estas fiestas y para el año que está a la vuelta de la esquina. Como nos recordase Viktor Frankl en «El hombre en busca de sentido», muchas veces no está en nuestras manos el poder decidir lo que ocurre pero lo que sí depende de nosotros es cómo afrontamos las situaciones.
La vida, en cierto modo, es como el clima. No podemos influir sobre él –la realidad es la que es no la que nos gustaría que fuese– pero si hace frío, podemos abrigarnos bien para evitar constiparnos; si hace calor, podemos aliviar el sofoco del momento encendiendo el aire acondicionado o tomando un refresco; si llueve, coger el paraguas y protegernos; y si nieva, poner las cadenas al coche y llenar el depósito para evitar quedarnos tirados en la carretera.
En definitiva, casi siempre el éxito en cualquier travesía no depende tanto de que no existan adversidades –antes o después salen a nuestro encuentro–, sino de nuestra capacidad para gestionarlas –ésta es la palabra clave, gestión– con mano izquierda y encontrar soluciones a los múltiples inconvenientes que van surgiendo.
Creo que es un buen mensaje navideño para estas fiestas y para el año que está a la vuelta de la esquina. Como nos recordase Viktor Frankl en «El hombre en busca de sentido», muchas veces no está en nuestras manos el poder decidir lo que ocurre pero lo que sí depende de nosotros es cómo afrontamos las situaciones.
La vida, en cierto modo, es como el clima. No podemos influir sobre él –la realidad es la que es no la que nos gustaría que fuese– pero si hace frío, podemos abrigarnos bien para evitar constiparnos; si hace calor, podemos aliviar el sofoco del momento encendiendo el aire acondicionado o tomando un refresco; si llueve, coger el paraguas y protegernos; y si nieva, poner las cadenas al coche y llenar el depósito para evitar quedarnos tirados en la carretera.
En definitiva, casi siempre el éxito en cualquier travesía no depende tanto de que no existan adversidades –antes o después salen a nuestro encuentro–, sino de nuestra capacidad para gestionarlas –ésta es la palabra clave, gestión– con mano izquierda y encontrar soluciones a los múltiples inconvenientes que van surgiendo.
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Publicado por VRedondoF para FyP el 12/21/2008 01:50:00 PM