Pautas para no caer en la 'depresión blanca' | ||
Por Ricardo Ros, psicólogo. |
Cuando casi no nos ha dado tiempo para reponernos del síndrome postvacacional del verano, llegan nuevamente las Navidades, y con ellas la depresión blanca. Estas son fechas de gran contraste, la fiesta, el color y el ruido que se vive en las calles, choca con el sentimiento de desilusión y desesperanza que sienten muchas personas. Este tipo de depresión no sólamente se da en personas con tendencia depresiva, sino que puede llegar a afectar a un abanico más amplio.
Quizá la depresión blanca es más evidente porque la Navidad es una celebración que abarca un periodo de tiempo muy largo, y resulta prácticamente imposible evadirse, ya que encontramos referencias en escaparates, anuncios de televisión, publicidad que llega a casa, etc. Es un constante bombardeo de publicidad de juguetes, deseos de felicidad, menús exquisitos que no dejan indiferente a nadie, etc.
Ya sea consciente o inconscientemente, en estas fechas tendemos a hacer balance del año, y si el resultado obtenido no cumple nuestras expectativas, es entonces cuando llega el peligro. Otra tendencia que se acentúa estos días es la de pensar que tiempos pasados fueron mejores, en especial para aquellas personas que tuvieron una infancia feliz. Los obstáculos que impiden disfrutar de estas fechas pueden ser la muerte de algún familiar, expectativas no satisfechas o problemas económicos.
La persona con este trastorno tiende a encerrarse en sí misma, dejando de luchar. Esa falta de comunicación y distanciamiento agrava el problema y les lleva a refugiarse o bien en el trabajo o si no en un aparente descanso, pero siempre evitando el contacto con otras personas.
A continuación se presentan una serie de pautas que pueden ayudarnos a no caer en la apatía o melancolía y disfrutar con lo que nos brindan estas fechas:
- No centrarnos en los seres queridos que hemos perdido, ya sea por muerte o por distanciamiento, sino disfrutar de todos aquellos que nos rodean. Aprovechar esta época para disfrutar de los reencuentros, del nacimiento de algún nuevo miembro, compartir la alegría que transmiten los más pequeños de la casa, etc.
- Marcarnos objetivos posibles, cuanto más claros y concretos, mucho mejor. Sería buena idea plasmarlos en un papel y organizarlo como un plan de acción con fecha límite, posibles obstáculos, pasos a dar, etc. Al plasmarlos lo que hacemos es empezar a fijar una meta. Nos convertimos en aquello que pensamos, por eso resulta interesante recoger todos esos objetivos en un papel y visualizarlos o repasarlos cada cierto tiempo. Ese fijar objetivos hay que verlo como algo gratificante, que nos irá dando satisfacciones conforme vayamos lográndolos. Aquellas personas que obtienen éxito es porque tienen muy claro hacia dónde van, qué es lo que quieren conseguir.
- Vivir el presente: si hay algo en esta vida que dependa de uno mismo es el presente, somos dueños y señores de nuestro presente. Digamos que el presente es como un taller en el que podemos trabajar para lograr todos aquellos objetivos que queremos conseguir. Como la depresión está relacionada con culpas del pasado, no tenemos que centrar nuestra vida en el pasado, sino en el ahora. Lo interesante e inteligente del pasado es guardar la experiencia y los recursos aprendidos, pero no revivir y guardar las sensaciones, sobre todo si son negativas. El presente es lo único que existe.
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Publicado por VRedondoF para SALUD el 12/22/2008 06:14:00 PM